¡Campeones!

España volvía a ser favorita en una final de la Copa Davis. No es para menos, este equipo no falla y en los últimos 11 años se ha alzado con 5 ensaladeras. Pero esta vez había muchas reservas. Rafa Nadal no está en su mejor momento. Nuestro dobles siempre plantea cierta inseguridad. Y los argentinos venían con ganas de revancha por nuestra victoria de hace 3 años en Mar del Plata. Las dudas comenzaron a disiparse el primer día cuando nuestro nº 1, arrasó al argentino Mónaco en un 3-0 inapelable. La cosa comenzaba de la mejor manera.

Luego saltó a la pista de la Cartuja David Ferrer que se tenía que medir a Del Potro. El sudamericano se puso con un 2-1 en sets que parecía que igualaría la contienda. Pero Ferrer sacó entonces su mejor tenis y poco a poco fui minando las fuerzas de Del Potro. El quinto set fue el mejor del español que parecía que podría haber seguido jugando 2 o 3 sets más si nos hubiera hecho falta. Después del primer día un 2-0 colmaba nuestras expectativas.

El sábado teníamos partido de dobles. Pero apenas hubo competencia porque la pareja argentina no dió opciones a nuestros Verdasco y Feliciano. La paliza fue monumental y la sombra de la duda amenazaba nuestra hegemonía.

Pero el domingo volvía a pista Rafa Nadal, esta vez contra el nº 1 argentino Del Potro. Tras un comienzo fulgurante del argentino, las luces de alarma empezaran a encenderse, entonces el balear sacó la casta, el talento y la intensidad que le han hecho ser lo que es y barrió al argentino dándole a España ese tercer punto que le faltaba para levantar el trofeo de vencedor.

3 días de un tenis impresionante de una generación de tenistas a los que echaremos, y mucho, de menos. Gracias, campeones.